Es realmente repudiable como las Fuerzas Armadas de Bolivia, lideradas por Williams Kaliman, le “sugirieron” a Evo que renunciara a su cargo. Yo veo, de forma muy clara, una imposición de poder, y por ende, un innegable golpe de Estado.
No estoy defendiendo las irregularidades en el último proceso electoral, tampoco estoy tapando los distintos casos de corrupción del exmandatario, pero sí denunció que, a base del temor y de la presión, otro ente estatal haya pedido la renuncia del presidente de forma inconstitucional. Además, existe una persecución política a Morales y a todos sus simpatizantes, y es esta la razón por la cual tuvo que pedir asilo en México, luego de que nuestro país, por supuestas diplomacias, decidió no abrirle paso al avión enviado por el Gobierno mexicano.
Se ha quemado la wiphala en distintas provincias de Bolivia y se ha usado la cruz cristiana como símbolo de esta supuesta revolución, dejando de lado la idea de un estado laico. Estamos olvidando todo lo sufrido por nuestros indígenas cuando el colonialismo estuvo presente en nuestra región e impuso su religión y modelo económico, quitando tierras e identidad a nuestros pueblos.
Desde la ultraderecha y desde los grupos religiosos conservadores, se está viendo un retroceso en la defensa de los derechos de pueblos indígenas, del respeto e igualdad entre hombres y mujeres y el cuidado del ambiente. Estamos ignorando la historia cargada de luchas y protestas contra un modelo político-social que no vela por la protección ni el progreso de las personas de origen andino.
En Bolivia no está en juego el poder político, sino el respeto por la vida y la simbiosis entre los pueblos indígenas y no indígenas. Este escenario se ve reflejado en distintos países de América Latina, en donde no se valora el trabajo del campesino, dejándolo sin beneficios económicos y sin aires de progreso. Debe existir un estado de bienestar y una verdadera promoción de lo autóctono, en donde el principal beneficiado debería ser el que trabaje nuestras tierras y el que produzca el material de consumo. No estoy en contra de la inversión extranjera ni de los tratados, pero sí estoy en contra del desinterés por parte de las autoridades sobre el progreso y visibilidad que deberían gozar estos pueblos.
El mensaje racista, clasista y colonial es claro. “¡Aquí ya no mandan los indios, sino los cristianos. La Pachamama nunca volverá al Palacio. Bolivia es de Cristo!”, estas fueron las palabras del propio Camacho, que dejan en evidencia la vulneración de los derechos de los indígenas usando como único sustento la religión. Los pueblos tienen la capacidad de decidir qué es lo que quieren hacer con sus tierras y son libres de decidir cuál será su rumbo de vida. ¡No al golpe de estado y que viva la lucha de los pueblos!
Carlos Calle.
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