Haciendo la edición especial de esta semana, hemos puesto especial atención a los problemas que padecemos las mujeres y que no lo pensamos como una dificultad hasta que nos sucede a nosotras o alguien cercano. En el transcurso de esta lucha por la igualdad y empoderamiento de la mujer, muchas veces se nos olvida a alguien muy importante, el hombre. Muchas veces pensamos que esta batalla es solo nuestra, pero los hombres también lo son ya que ellos coexisten con nosotras y también son sometidos a estereotipos que deben cumplir para ser calificados como ‘verdaderos hombres’.
La guerra por la igualdad no es contra ellos, es contra cualquier persona, entidad pública o privada que atente contra los derechos que nos merecemos. Una guerra está conformada por pequeñas y grandes batallas que se libran para poco a poco ganar terreno y, consecuentemente, la victoria.
En esta edición hablaremos de las mujeres del pasado que han luchado por nuestro futuro, y las del presente que hacen lo mismo en sus respectivas áreas de concentración. Experimentando un poco más allá, desarrollamos dos productos de escucha con testimonios de esas mujeres que luchan por nosotras en dos grandes batallas: el aborto y el feminicidio.
Peleas que se libran en todo el mundo, algunos contienentes y países con más fuerza que otros, pero que buscan lo mismo: darle el valor que se merece a la mujer y sus derechos. Mil millones de personas alrededor de la Tierra se unen gracias a las nuevas tecnologías de comunicación y medios informativos para ganar ese terreno e impulsar la lucha de las demás. Esto no solo en el ámbito político, sino también en el social, laboral, histórico, económico y cultural. Es por eso, que Prisma se ha encargado de ver las diferentes aristas del empoderamiento femenino.
Se cree, erróneamente, que las mujeres buscamos más derechos que deberes y , a la par, la conservación de privelegios que poseemos por ser el ‘sexo más débil’. Sin embargo, eso es lo que se quiere erradicar, los privilegios que ambos géneros tienen por separado. Un privilegio, en calidad de derecho, no es más que una burla para quienes no lo poseen.
Esta es una pelea que no solo compete a las mujeres, sino a todo ser humano. Es una labor de educación, concientización y sensibilización al que nos podemos sumar en nuestro día a día dejando ciertos comportamientos o actitudes machistas que tenemos por naturalidad al haber crecido en un país como tal. El cambio inicia poco a poco y comienza por nosotros. Como dijo Mahatma Ghandi : “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”.
Flavia Ramos.
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