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Entre ríos secos y hojas palpitantes

Foto del escritor: Prisma NoticiasPrisma Noticias

Si vamos a hablar de Blanca Varela y su poesía, estaríamos hablando de descripciones vívidas  y concisas, de esas que con tan solo leer la primera frase te transportan a los distintos lugares que describe, y que, a través de su osadía al hablar de sus más profundas penas y dolores del alma, logra evocar en nosotros ese desgarrador sentimiento, que no es feo o de mal gusto, sino hermoso y acogedor, pues el hecho de sentir es lo más humano y natural. He ahí la importancia de la poesía y del verso de Blanca Varela; nos vuelve, de cierta forma, más humanos y más cercanos a una realidad retratada, como diría nuestra poetisa, "forzando la oscuridad del día". 

Limeña de nacimiento, Blanca se crió en Puerto Supe, en la provincia de Barranca del departamento de Lima, a 182 km de la ciudad de la capital, del cual existe el registro indeleble en su primer poemario, Este puerto existe, publicado en 1959. Letrada en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, estudió la carrera de Letras y Educación. Su alma máter fue testigo del nacimiento de sus primeros versos. En esa misma casa de estudios llegó a conocer a distintos colegas suyos pertenecientes a la famosa Generación del 50, caracterizada por la renovación de la narrativa peruana, figuras como  Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, y a quien sería su futuro esposo, el pintor Fernando de Szylyszlo. 

Blanca radicó en París, la ciudad de la luz, en donde pudo conocer, muy de cerca, a personajes como Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre, entre otros, influenciándose del movimiento existencialista francés. Ella siempre estuvo influenciada y muy bien nutrida de todas las artes, y eso se ve reflejado en su poesía tan cargada de expresionismo y sentimientos frescos, que hace que vivas, en carne ajena, ese dolor tan desgarrador del que tanto nos habla en sus versos. La trayectoria poética de Blanca es muy rica, marcada siempre por los sucesos de su cotidianidad, ha logrado conseguir el reconocimiento internacional y ha ganado distintos galardones tales como el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en el 2001, fue la primera mujer en ganar el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca en el 2006, y por último, ganó la XVI edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. 

La poetisa regresó a aquella morada sin ventanas en Puerto Supe un 12 de marzo del 2009, para no volver más; dejando atrás una gran trayectoria cultural que ha sabido reivindicar y poner en alto el nombre de la poesía peruana a nivel mundial, además de ser la representante del Fondo de Cultura Económica, promoviendo por muchos años la cultura en nuestro país, y dejando detrás de ella un mar de oportunidades para aquellos aspirantes en el mundo del arte; ella fue, y seguirá siendo, la promotora cultural más completa y preparada en el Perú, todo en manos de una mujer tan talentosa para las letras como lo fue Blanca Varela. 


Carlos Calle.

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